jueves, 25 de noviembre de 2010

Nace una cifra


Hace un año, en la FC de la Universidad Austral pusimos en marcha un proyecto de centro de producción de contenidos. Aún sabíamos muy poco sobre él. Sabíamos que no tendría como finalidad producir industrialmente contenidos para los medios u otras empresas de contenido: programas de TV, películas artísticas o comerciales, por ejemplo. Más bien tendría que ser un laboratorio de experimentación, un espacio libre de creación e intercambio entre realizadores, académicos y técnicos, de diversas edades, formaciones y estilos. I + D + i de la Facultad de Comunicación. Pensamos que este centro debía estar fuertemente orientado al mundo digital, pero no exclusivamente. También éramos concientes de que con premisas tan vagas era imprescindible dar con el lider motivado capaz de transformar estas intuiciones en un centro productivo de verdad. Un perfil dificil de encontrar: alguien orientado hacia los contenidos y hacia la gestión a la vez.

Dimos con el nombre del director del centro antes de que el centro tuviera nombre.
Martín Bonadeo. Con antecedentes como creativo publicitario, se doctoró en comunicación en la Austral con una tesis sobre la comunicación de marcas a través del sentido del olfato llamada Odotipo, que luego la misma universidad publicó en forma de libro. Estudió también en un posgrado sobre Hipertextos en UCLA. Pero, antes que ninguna otra cosa, es un excelente artista. Su hermoso libro Alba Mágica MMX, publicado este año, da cuenta de sus principales proyectos a través de fotografías y textos de intelectuales como Néstor García Canclini y Andrea Giunta entre varios otros. Además, Martín tiene una gran experiencia en la gestión de proyectos propios y ajenos, en Argentina y el exterior, de los cuales ha dirigido unos doscientos. Por todo esto, este año ha comenzado a dictar la materia de Gestión de Proyectos de nuestra Maestría en Gestión de Contenidos. Una maestría en donde la formación que se imparte desde las aulas es solo una parte, otro tando procede del networking entre los alumnos y de instancias como el centro que lidera Martín en donde proyectos de los alumnos pueden pasar a ser considerados por las empresas que se nos acercan, como está sucediendo ya.

A menudo los nombres nos sirven para poner orden en nuestros sentimientos o pensamientos cuando estos están enmarañados. Aunque ya no creamos como Platón en el
Cratilo, según lo recuerda Borges en un poema, que "en el nombre de la cosa está la cosa", el nombre contribuye a darle forma a las realidades que nombra. Y de forma justamente se trata. Conversando con Martín convinimos en que nos interesaba más innovar en las formas que en los contenidos, en el sentido de que estamos en procura de nuevas formas para transmitir contenidos de calidad. Además, como sabe desde hace mucho la semiótica "la forma informa", contiene contenido. Así que dimos con el nombre CIFRA para denominar al centro. Es sigla de Centro de Innovación de la Forma de la República Argentina y es un acrónonimo (sigla que es un palabra con sentido en si misma). Cifra es palabra polisémica. Algunas de sus acepciones en el DRAE son: "Número dígito. Signo con que se representa este número. Escritura en que se usan signos, guarismos o letras convencionales, y que solo puede comprenderse conociendo la clave. Cantidad de dinero. Suma y compendio, emblema. Oscura y misteriosamente". Todas estas definiciones aplican a la misión del centro que trabajará productos para los medios y nuevos medios, aplicaciones, formatos, guiones, etc. a través de la innovación formal -de las convenciones, códigos, pactos de lectura- con vocación de innnovar en el negocio de los contenidos.

El citado Borges frecuenta la noción de cifra, que aparece como el momento de la vida de una persona en el que se revela su destino muy distinto al curso que llevaba esa vida o como el misterioso elemento (un alef, las manchas de un tigre, etc) que contiene todo el universo. Es el título de su anteúltimo libro de poemas y del poema que le da nombre. Es, en fin, una palabra recurrida. Borges, pues, no es mal modelo para este nuevo centro.

En el año de su lanzamiento, CIFRA se propuso dos objetivos concretos: 1) realizar un mapa de los centros que están realizando tareas similares en el mundo y empezar la vinculación con las instituciones que están interesadas en la innovación en arte y comunicación. 2) Convocar a un concurso de proyectos innovadores en contenidos premiado con la incubación de la idea a través de dinero, asistencia profesional e instalaciones. Para llegar bien preparados a este concurso Martín dio charlas y coordinó dos talleres de proyectos en la Universidad Austral. Los proyectos interesantes no premiado pasarán a formar parte de un portfolio que CIFRA presentará a los empresas que visitan el centro o el centro va a visitar. Y ahí se encuentra la siguiente fuente de ideas de CIFRA: en las demandas de las organizaciones.

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