Con la frase del título incoa mi sobrino Darío (8) el Himno Nacional. Estuvo en el desfile del sábado en la 9 de julio. "¿De dónde sacan tantas plumas?" me contó mi hermana que se preguntaba después de ver pasar al regimiento de Patricios con sus sombreros rematados con plumas de ganso.
De "tarambana" califica Beatriz Sarlo al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en una nota al paso publicada en La Nación por haber comentado públicamente el desagrado que le produciría tenerlo a Néstor Kirchner en el Colón para la inauguración. La Presidenta no fue a la inauguración del teatro el lunes 24, obviamente tampoco su marido. La Nación cubrió la gala del 24 como un triunfo de Macri y aún de la oposición, con fuerte adhesión del pueblo. Una foto muestra trescientos metros de amuchamiento en la 9 de julio antes de llegar al Obelisco, a partir del cual se erigía el escenario en donde seguían los festejos del Gobierno Nacional, en burdo contrapunto. El 25 hubo dos "tedeums": uno oficiado por el Cardenal Arzopispo de Buenos Aires, en donde no estuvieron las autoridades nacionales. Participaron en cambio varios referentes de la oposición. El propio Bergoglio se vio obligado a descalificar una cadena de mails que convocaba a la Catedral Metropolitana como a un acto político opositor al "régimen". Casi al mismo tiempo se celebró el Te Deum oficial en la Basílica de Luján, con una Presidenta emocionada, seguramente con sinceridad si es que fue sincera aquella afirmación infantil de que se sentía como la Sarmiento del Bicentenario. Para coronar este sainete de estúpidos desencuentros, Cobos no fue invitado a la cena con 200 invitados en la Casa Rosada, porque no encontraron motivos para participarlo según explicaron los organizadores.
Tarambanas. La semana pasada me encontré con Beatriz Sarlo en la librería El Ateneo de Santa Fé. "La felicito por los últimos artículos, le dije, porque les dan en donde más les duele". "Muchas gracias", me contestó. "Muy buena la toma de posición", agregué. "Vamos a ver si la puedo mantener", concluyó. Cuando se lo conté a un amigo algo ignorante confundió a Sarlo con Sarli a partir de lo cual se produjeron algunos malentendidos desopilantes. No sigo a Sarlo desde que es antikirchnerista. Leí tempranamente su artículo sobre las vanguardias y el movimiento Martín Fierro y tengo la colección completa de la revista Punto de Vista, pero me interesa el lugar especialmente incómodo para los intelectuales K (cada vez más raros) desde donde tira sus dardos, siempre lúcidos y honestos.
Mucho no me gusta el uso del patriotismo dulzón por parte de la publicidad y la propaganda, ni ciertas consignas ni estereotipos tipo Billiken, ni gran parte de estos festejos. Por algún rincón de mi memoria vuelven mis peleas con los nacionalistas -de derecha y de izquierda- durante la guerra de las Malvinas. Los músicos convocados por el Gobierno, por ejemplo, tenían todos casi un cierto olorcillo a oficialista y a demodé. Las pelotas, por caso, desearon que el próximo centenario encuentre una patria más "justa, libre y soberana". En ese recital sí estuve. Pero lo que más me gustó fue un grupo uruguayo: El cuarteto de nos, cuyas letras hablan de la identidad -bien que no nacional sino personal- desde un costado humorístico.
En estos festejos del Bicentenario quedó claro que una de las características de nuestra identidad nacional es el terminar todo "contra reloj", sobre el pucho, como sucedió con el paseo de la 9 de julio y el mismo Teatro Colón. Arquitectos, albañiles, sastres. Para las obras públicas, las presentaciones en la empresa o los casamientos. Hacemos todo a último momento. Yo mismo usé el fin de semana largo para corregir un artículo que debería estar entregado ya. Nuestro peor vicio, sin embargo, es para mi el autoritarismo. Es evidente en nuestros gobernantes, pero apenas alguien es investido de un poco de poder ya aflora. Funcionarios de cualquier repartición pública, directoras de colegios, curas párrocos.
Yo estoy con mi sobrino en que la patria tiene que ser más horizontal. Las empresas, los movimientos sociales, los partidos políticos, los medios de comunicación deberían ser más horizontales. ¿Y qué quiere decir entender la política o la organización de manera horizontal? Para mi quiere decir que hay que pensarlas como un proyecto colectivo, tal que sea imposible "trepar" si no es subiendo con los demás. Y esa horizontalidad (que no tiene nada que ver con la falta de respeto a las jerarquías ni con los puestos que cada uno circunstancialmente ocupe), no es difícil de pensar cuando se piensa en las comunidades que cada quien integra, ámbitos de dimensión humanamente gestionable. Y eso es para mi la patria.
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