domingo, 1 de noviembre de 2009

La "inteligentzia" de la comunicación, frente a Cuba


En 1991 estuve tres días en Moscú, con uno de esos viajes de Aeroflot, 500 dólares más baratos que los de las otras líneas que llevan a Europa, que incluía tres días en la capital de la URSS. El muro había caído más en Europa que adentro, con la "Perestroika" de Gorbachov. Fue una de las últimas oportunidades de conocer el socialismo real antes de que se viniera abajo. Una sensación similar produce conocer La Habana por estos días. Ahí se desarrolló el XIII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social, organizado por Felafacs, del 19 al 22 de octubre.

La Habana parece una ciudad abandonada hace 50 años y vuelta a ocupar hace pocos días. Debió de ser espléndida, cuando las fachadas de las residencias de los ricos estaban sanas y pintadas. Hoy todas parecen casas tomadas, ocupadas por familias hacinadas. Hay dos Habanas, la de turistas que funciona con un peso convertible que se acerca al euro y la de todo el resto de la ciudad, que se maneja con el peso nacional, una moneda depreciada. Un peso convertible es igual a 24 pesos nacionales. La primera ciudad sólo abarca el corredor por donde paseamos los turistas: los hoteles de la zona de Miramar, la 5a Avenida, el Malecón, La hermosa Habana vieja con sus plazas, museos e iglesias. La gente de ese área es la que está mejor económicamente, porque tienen chance de recibir propinas en euros. Los guías, conserjes, botones, mozos de restaurantes se muestran orgullosos de su régimen. Destacan, por ejemplo, la seguridad que campea en las calles. Y es verdad: asaltar a un turista puede costar demasiado caro.

La música reina en la ciudad vieja, por todos lados hay grupos tocando rumbas, boleros, temas de la Trova. Las puertas de los bares deberían estar enmarcadas con la leyenda que según Dante corona el portal del infierno: quien lo franquee abandone aquí toda esperanza...de mantener una conversación. Un taxista oficial, que trabaja con turistas, debe entregarle de 50 a 70 pesos convertibles al Estado y gana 240 pesos nacionales por mes. Es decir que por día debe entregarle al Estado de 5 a 7 veces su sueldo mensual. Me pregunto dónde habrá quedado la noción de plusvalía. El resto de la ciudad no tiene música. Sus habitantes no parecen caribeños: se los ve serios. La gente pasa hambre. Dicen por lo bajo que necesitarían cobrar al menos el doble para no padecer necesidad. En la calle los niños piden leche, caramelos, lo que sea. Cuba es la manifestación palmaria del grado de miseria al que conduce el Estado depredador. Con algunos colegas, de izquierda pero no estúpidos, colegíamos que hoy están dadas las condiciones en la isla para la revolución.

Pero La Habana no es el tema del post, sin embargo, sino la posición que toma la "inteligentzia" de la comunicación latinoamericana ante este régimen de autoritarismo subdesarrollado. El encuentro estaba "copado" por cubanos, que presidían las mesas de exposiciones, que ubicaron varios ponentes (de buen nivel metodológico), que habían movilizado unos 600 estudiantes. La conferencia inaugural la pronunció Jesús Martín Barbero. Cada año que pasa su discurso suena más arcaico. En esta oportunidad habló de la sociedad del conocimiento. Si no entendí mal ante las incertidumbres que plantea la sociedad de la información él extraña la regulación y el conflicto de la sociedad industrial. Siempre es sugerente este pensador y brillante en su exposición pero creo que hay pocos sitios fuera de Cuba en donde un discurso como el suyo vaya a ser aplaudido de pie.

Un momento más interesante, en mi opinión, se produjo el día que se habló de la sociedad del conocimiento y el mercado laboral. El clima lo empezó a caldear Octavio Islas, del Instituto Tecnológico Monterrey, México, cuando le mostró a los cubanos algunos ejemplos de los desarrollos tecnológicos que se están produciendo allende la isla. Esto fue rematado en la mesa siguiente por Ramón Alberto Garza, creador de Reporte Índigo, quien hizo un tácito elogio de la libertad y felicitó a la blogera Yani Sánchez, de Generación Y, a quien el régimen impidió salir de Cuba para recibir una distinción. Claudio Avedaño, de la Universidad Diego Portales de Chile, que estaba también en la mesa, me contó después que mientras se escuchaba estas afirmaciones críticas circulaban papelitos entre el auditorio y el profesor cubano que presidía la mesa. Luego hablaron dos personas del público: una profesora y una alumna cubana, que con una oratoria impecable, defendieron el régimen, criticaron a Yani y atribuyeron al bloqueo de USA la culpa por el retraso tecnológico de Cuba.

Estos contextos, más que los textos de las ponencias, fueron los que me resultaron más interesantes .

4 comentarios:

  1. Un atento saludo.

    Gracias por consignar tales hechos en tu blog.

    Un atento saludo
    Octavio Islas

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  2. Por cierto, estimado Damián, no debería sorprender el hecho de presentar tecnologías de próxima adopción a comunicólogos, en un encuentro destinado a reflexionar sobre el papel de la academia de comunicación en la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

    Gracias, con aprecio, Octavio Islas

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  3. Gracias, Octavio, por tu comentario. Tu presentación, que a los cubanos pareció surrealista, a mi fue la que me pareció más realista. Un saludo afectuoso, ya nos reencontraremos en otros foros.

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  4. Estimado Damián

    Gracias por tu generoso comentario.
    Las puertas de Razón y Palabra están abiertas, si deseas publicar algún texto.

    Gratitud y aprecio. O. Islas

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