domingo, 29 de junio de 2008

Viaje a Colombia en medio de la saga del campo


Hace no mucho, en este mismo blog, anuncié que tres profesores de la Universidad Austral, Marita Grillo, Fernando Ruiz y yo, empezaríamos a editar un (otro) blog sobre el periodista Ryszard Kapuscinski, y prometí la dirección. Pues bien. El blog se llama Desde los otros, está alojado en El Boomeran(g), el sitio de La Oficina del Autor del Grupo Prisa-Santillana, y su dirección es www.elboomeran.com/blogs/kapuscinski. Ya hay dos post. Como verán enseguida, el nombre de Kapuscinski ha quedado nuevamente, en este post, asociado a Cristina Kirchner.

La semana del 16 al 22 de junio estuve en Bogotá, dictando un curso de doctorado para un grupo de profesores de la Universidad de La Sabana. Todo me impresionó mejor de lo que esperaba: la ciudad que no conocía, con su casco colonial y su edificación de ladrillo contrastando con el cerro verde, el campus de la universidad, funcional e integrado al entorno a la vez, lo que escuché sobre el país, que pugna por sortear obstáculos muy graves para entrar en la modernidad: las FARC, decadentes y en decadencia, el narco tráfico, los para militares y la parapolítica, la distribución de la riqueza.

Por Internet, me iba enterando de los penúltimos episodios de la saga de los Kirchner contra el campo (ininteligible para intelectuales de Colombia, por ejemplo). Más cacerolazos, más movilizaciones a la plaza, más discursos de Cristina. Cito aquí algunos blogs de los que soy habitué, que se han ocupado de la más reciente relación conflicto del campo-medios de comunicación. Julián Gallo habla de los caceroleros en términos de "multitudes inteligentes", y Adriana Amado Suárez, de las carpas, en términos de reality shows.

Los colombianos son amables y muy buenos anfitriones. Sin duda tienen una larga historia de violencia, también. Esta semana saludé a un grupo de extranjeros, sobre todo peruanos, que estaban realizando un Programa de Comunicación Institucional en la Sociedad Globalizada, y pensé en esta idea, con la que termino.

En una sociedad en la que nuestras organizaciones tienen personal y clientes extranjeros, que tienen sedes repartidas por el mundo, que en su propia nación deben atender a públicos multiculturales; en la época en que las tecnologías, las migraciones, los procesos de integración entre países nos arriman a los foráneos, la hospitalidad es una virtud esencial. Somos huéspedes unos de otros, y para ser buen anfitrión se debe comprender la cultura del otro por lo que tiene de distinta. De más está decir que Kapuscinski entendía muy bien esto y que los Kirchner lo entienden muy mal.

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